Ese
sonido que hacen los gatos en la noche mientras se pelean para poder ganarse y
dormir en el rincón del sofá, así sonaba debajo de mi cama todas las noches
cuando era niño, todas las noches sucedía mientras aterrado cubría con las
sabanas mi cabeza y rezaba aquella oración que mi abuela me enseño para alejar
a los malos espíritus o pensamientos…
Nunca
funcionó; pero tampoco nunca tuve el valor de ver bajo la cama, probablemente
no era nada mas que mi imaginación, ideas que uno toma de las historias que
escucha en los campamentos de verano… si, tan solo ideas… tan solo mi
imaginación…
Es
ridículo que ahora esta noche, bajo mi cama, siendo un adulto ya, escuche el crujir,
arañar, morder y sisear irritado de cualquiera que sea la criatura o criaturas
que arremolinan bajo mi lecho.
De
niño pensaba eran gatos, así se escuchaban para mi, no había algo mas a que
atribuirle el particular conjunto de ruidos, hoy me doy cuenta que de ninguna
manera pudieron serlo, vivo solo desde hace mucho y nunca he tenido mascotas…
“Vamos,
eres un hombre adulto” me digo, tratando de forzar un poco de valor para echar
un vistazo bajo el colchón, “anda, es tu imaginación” afirmo en voz baja
mientras que en la parte trasera de mi mente resuena la oración de mi abuela
como un mantra, una y otra vez…
Sangre
del enaltecido, voz del inmortal
Elimina
y envía al abismo a mis enemigos
Y
con la sangre de sus entrañas, protege por siempre mi ser.
Me
pongo boca abajo, mi cabeza sobresale del borde del colchón, levanto con
lentitud las sabanas que cuelgan y nada, silencio, pero también obscuridad, ya
no estoy acostado, no estoy en mi cama, ¡maldición! Bien podría ni siquiera
estar en este mundo.
A
mi alrededor un sinfín de rostros me observan, hay niños, niñas, gente de todas
las edades, todos con ropa para dormir, todos lloran, porque saben que es lo
que me espera, somos iguales, todos vimos bajo la cama… todos trataremos por
toda la eternidad salir de lo que sea es este lugar, rasguñando, gritando,
usando a otros como escalera.
Nunca
funcionó la oración… pero tengo la esperanza de que algún día lo haga… vamos,
si ya es verdad que “la curiosidad mato al gato”, que más puede ser verdad allá
afuera…
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